







No sé cuanto tiempo en barrica,
si roble u otro elemento,
bajando por mi paladar un tiempo,
saboreando un elixir de cuerpo,
de rojos y negros teñido,
alas metálicas en vuelo,
pasajero de versos y besos,
de labios suspendidos en sabores eternos.
Tres rimas, cien ritmos y un compas,
el de tu cuerpo en octava en mi cuerpo,
tres horas o media entre juegos,
silencio, misterios abstemios de ti,
ebria de mí en caricias de fuego.
Alzando mis ansias al cielo,
de espaldas a tu deseo infinto,
verano con luto de ausencia,
otoño con dolor de olvido,
presa de mí y mis motivos,
en otros brazos dejé caer silentes mis sentidos,
alzando la mirada a un cielo,
que cerré a aterrizar tus vuelos,
miedo de no ser sin ti,
borrando memoria surcando otros nombres,
viajando a otros torsos,
remolino en tu ombligo.
Cadenas nacieron,
raices de memoria ingrata,
vino amargo paladar,
una clave que no crea soneto,
una desmemoria viva
que en braille lee cien momentos.
Debe estar conectado para enviar un comentario.